(*) Amos Genish

 

El número de hogares, pequeñas y medianas empresas con conexión a internet de banda ancha fija en Brasil (conocidos como hogares conectados) superó los 44,4 millones en diciembre de 2022, de los cuales el 64% – 28,5 millones- con la tecnología de fibra óptica y el restante con otras tecnologías, principalmente cobre, según datos oficiales difundidos por Anatel.

Este mercado tiene dos tendencias claras de crecimiento: (i) la migración de tecnologías heredadas, como el cobre a la fibra, y (ii) la entrada de nuevos usuarios. Esta percepción es corroborada por datos históricos recientes divulgados por Anatel: la conexión a internet de banda ancha vía fibra creció en 18,4 millones de hogares conectados en los últimos 36 meses. A pesar del resultado ya alcanzado, el mercado de conexiones de fibra óptica aún tiene margen de desarrollo y crecimiento en los próximos años.

Por tanto, es necesario entender el modelo vertical que prevalecía en el segmento de las telecomunicaciones hasta entonces, caracterizado por la propiedad de las redes o tecnología de fibra por parte de los proveedores de internet.

Esta forma de actuación, asociada a la existencia de más de 7 mil proveedores de internet en todo Brasil, trajo algunos efectos colaterales e ineficiencias al sector, principalmente: una alta superposición de redes de diferentes proveedores de internet, la sobreocupación de postes y espacios por donde pasan las redes de fibra, así como tasas de ocupación de la red que han luchado por alcanzar tasas de aceptación superiores al 20-25%.

Además, la construcción de estas redes propias supone una elevada inversión inicial necesaria para su implantación, un mayor plazo de comercialización debido a los trámites para la obtención de licencias y autorizaciones y, en consecuencia, un mercado direccionable reducido para el operador. Este escenario se vuelve más desafiante para los proveedores ante el escenario macroeconómico y con mayores tasas de interés.

Al mismo tiempo, los usuarios han demandado un mayor volumen de tráfico de datos, especialmente por el uso de nuevos recursos tecnológicos, como el streaming, el 5G y el internet de las cosas (IoT). Este aumento ha puesto a prueba la infraestructura de red existente, lo que ha dado lugar a la necesidad de una inversión continua en infraestructura.

La reciente entrada de redes neutras en el mercado brasileño permite compartir su infraestructura a nivel nacional con diferentes participantes del mercado, como operadores y proveedores de Internet, Tel-techs e incluso empresas que hoy no actúan en el sector. La actuación de estos jugadores busca abordar los dos desafíos que se presentan a continuación:

  1. acceso a un mercado direccionable más amplio vinculado a la capilaridad de las redes neutrales y un tiempo de comercialización más ágil con una inversión mínima requerida, lo que permite un mayor enfoque en servir a sus usuarios finales y como una medida para preservar potencialmente el retorno de los operadores y actores de la industria;
  2. el uso de una red de este tipo es capaz de proporcionar una mayor capacidad de transporte de datos, mayor velocidad de transmisión y menor latencia en comparación con las redes heredadas existentes.

En resumen, la compartición de infraestructura por parte de la red neutra puede mitigar un costo de oportunidad relevante para sus clientes de tener su propia red y, en consecuencia, presentar una mayor ocupación, volumen y eficiencia de este modelo. Como resultado, tenemos garantizada una mayor racionalidad para el sector y un mejor aprovechamiento del capital, lo que se refleja en mayores beneficios para los usuarios finales de Internet en el país.

A través del desarrollo de esta infraestructura digital, las redes neutrales pueden actuar como vectores de crecimiento para el negocio de internet de alta velocidad y la expansión de la red de fibra, combinado con la aceleración de la inclusión digital en todo el país.

 

(*) Amos Genish es CEO de V.tal